(Publicado en la desaparecida Espacio Lesbia)
¡Gran pregunta! O lo que es lo mismo, ¿por qué esa bollera tan pirada y aborrecible está todo el día follando por las esquinas y restregándomelo por la cara? Si crees que yo tengo la respuesta, estás equivocada. Sólo te pongo al corriente de la evidencia, de algo que está ahí y podemos ver todas. Por una vez y sin que sirva de precedente, voy a escribir contra un tópico: Estar buena no asegura practicar sexo con frecuencia (con la frecuencia deseada por cada cual, se entiende).
Ahora te estarás preguntando qué coño hay que hacer entonces para meter a una chica en tu cama, si toda la vida de dios te han comido el coco, por activa y por pasiva, en el cole cuando te llamaban gafotas o lo que fuera que te llamasen, con los anuncios de la Schiffer y las denigrantes Mama Chicho de Telecinco, diciendo a gritos que con una cara de ángel y un buen par de tetas te podías comer el mundo.
Pues ahora llego yo y te digo que no, que todo eso eran patrañas. ¿Quieres saber quién liga? Sólo tienes que echar un ojo a tu alrededor y recordarás la cantidad de veces que has pensado que el mundo es injusto. Esa chica tan mona y tan maja que te gustaba, que fuiste demasiado tímida para conquistar o demasiado racional y lenta para actuar. ¿Quién te la levantó? Efectivamente, una pirada.
Es el peligro de las psicokillers, que tienen el poder del báculo de Jafar, con esos ojos inquietantes. Juegan con la ventaja de no tener miedo a nada, ni siquiera al rechazo, lo que las vuelve atrevidas y, al parecer, sexis. Ya conoces la atracción de las bolleras por un buen drama y con estas chicas está bien servido. Altibajos emocionales, comportamientos impredecibles y sorpresas cada día, eso es lo que ellas ofrecen y lo que tú no tienes. No importa el físico, solo aquello de “si no puedes sorprender con brillanteces, desconcierta con gilipolleces”.
Si todavía no me crees, sólo tienes que hacer la prueba. Abre el inicio de tu twitter y busca el primer tweet que hable de sexo en plan “acabo de follar” o “ven pacá que te voy a dar lo tuyo y lo de tu prima”. Mira a quién pertenece el comentario y pregúntale a alguna de tus amigas por la autora del mismo. Que te indiquen a qué nivel de una escala del 1 al 10 de locura se encuentra. Que te digan a cuántas tías se ha tirado. Que te indiquen cuántas de ellas eran pibones de bandera. Échate a llorar.
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