Lesfish

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¿Engañada en la redes sociales? Cuéntanos tu historia.

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  1. Para predicar con el ejemplo, voy a contar mi pequeño trauma en las redes sociales.

    Tenía 18 años y una amiga un poco loca, de esas que te absorben la energía con sus problemas. Hablábamos todo el rato por el messenger (no existía el WhatsApp y hacíamos fuego con piedras) de lo humano y de lo divino, y de lo mal que le iba con los chicos y de lo mal que me iba a mi también con los chicos porque, por aquel entonces, yo todavía no sabia que era lesbiana. Pues bien, como os digo hablábamos continuamente y conocía muy bien sus expresiones y sus intrigas.

    Resulta «de que» un día me conecté por puro aburrimiento a un chat de Terra de la comunidad de Madrid, donde los tíos solían caer como aguiluchos sobre cualquier nick que tuviese la más mínima pinta de ocultar tras él a una mujer. Y resulta también que, de repente, comienza a hablarme una misteriosa chica, que rápidamente se interesa por mis inclinaciones sexuales. Lo primero que pienso es qué coño hace una chica hablándome en ese canal. Entonces empiezo a reconocer tras esas avispadas preguntas la mano negra de la pirada de mi amiga, así que decido seguirle la bola y le digo que soy la más bollera de mi portal y que si quedamos para tomarnos un algo. Ni corta, ni perezosa, mi interlocutora acepta.

    Quedamos al día siguiente en la Puerta del Sol, y yo acudo con media sonrisa pensando en la pillada que le voy a hacer, segura de que no se va a presentar. Lo que no sabía era que el zasca me lo iban a dar a mi. Mi amiga no era mi amiga, sino una chica muuuuuuy rara, de pelo muuuuuy corto, con las puntas teñidas de rubio. Y la cosa no acaba ahí.

    Evidentemente, no le dije que esperaba que era otra persona y pensé en aguantar el trago como fuera y marcharme a casa. Tomamos algo y la chica me pareció maja, aunque no soportaba sus ademanes masculinos cediéndome el paso ante cualquier umbral, entre otras cosas. Finalmente nos despedimos y, cuando ya me veía totalmente liberada, coge la tía y me planta un beso en los labios. Yo me quedo con cara de canción de Paulina Rubio, la empujo ligeramente hacia atrás y le digo que se está confundiendo, así que ella da media vuelta y hace la fuga de Logan. Y no he vuelto a tener noticias.

    Ese día volví a casa sintiéndome muy estúpida por lo ocurrido y encima tuve que aguantar el interrogatorio de mi amiga, que no se explicaba cómo podía haber quedado con una extraña.

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